HAY UNA SOMBRA DOS O TRES
Hay una sombra o dos o tres
Y que me importa
una sombra que late
Incluso más allá del cuerpo
que la provoca
Una sombra que persigue
todo indicio de no oírla
Que se agolpa y no duerme
Es la ausencia
que se nutre del espejo
Cuando miro hay una sombra
o dos o tres
Una sombra que late
y se desmenuza en pelusas
Me he dado cuenta
que no es la muerte
quien me acompaña
sino yo a ella
¿Dónde
yace el muchacho hoy, donde
duerme y sobre
que apoya su cabeza?
¿Dónde
yace el muchacho hoy
donde
duerme
y sobre
que apoya su cabeza?
¿Dónde
yace el muchacho hoy
donde
duerme
y sobre
que apoya su cabeza?
¿Hasta
cuando
y de donde
esa afilada resistencia
pegada al borde?
Un
desmoronamiento imprevisto de cubos
va
rajando su fantasía
permaneciendo vertical en él,
Su
pescuezo de pájaro
ladeándose
en las calles
a trancos se desplaza
nerviosismo y de mar
Algo de
agua caleteando por sus ojos
cuando
hay algo que se silba en formas
Escapando
por el vértice de una lata vacía
contorno de libre albedrío,
Caprichoso
hormigueo de sombras
dobladas
y dejadas a la intemperie
¿Dónde
está el muchacho así
con su
alma expuesta?
Los
cajones de cartón rellenados
cuidadosamente
con los
escombros de las azoteas
¿Qué es
lo que harás? Latón
kerosene
ladrillo descascarado muro caramelo
Más
muchacho que nunca
una
piedra chiquita
que se
ha metido en el zapato
Cartas y
más cartas
cayendo
de un tirón
por el
cielo de la avenida
Entonces
vienes y vas muchacho
imprimiendo con las extremidades abiertas
por
sobre el olor de las flores
tu
alegría
Y haz
muchacho como que no te das cuenta
haz sólo haz
Que el
caprichoso y exigente arte
de hacerte
el huevón
tenga
hasta aquí algún sentido
Nadie
creerá en ti, telaraña legaña
y eso
será bueno
Mientras
bostezas aburrido
y
demoras como gato
para
ponerte la camiseta
La
extraña mirada
de los
cuerpos chamuscados te rodea
sobrevolando
como negruzcas neblinas
No han
llegado a tocarlo
nunca podrán en realidad
Y eso
será también bueno
Porque
tu eres una larva muchacho
una hermosa larva en el refrigerador
No
puedes ver aun
la curva
de tu hombro
en la
blanca superficie
Porque
tu y yo
somos de
otro tiempo
Creciendo
como ramajes celestes
en el
cristal de mis sienes
Pero tú
eres el habitante
Y la
ciudad
un perro adormecido
por el
humo del combustible
que ha
perdido ya su olfato
la espiralada
elipse de un ángel
que
juega por tu vello púbico
te protege
Bello
entre bellos
Nunca se
es demasiado joven
para morir en esta guerra
Muchacho
de silbatinas en la madrugada
De no
madre
cuando
te levantes de la silla
prosiguiendo el logro de tu estatura
hacia el
ocaso
Bendecida
parte en quien nadie creerá
ni le
importará un rábano
lo que hagas o dejes de hacer
Tener un
ojo en el cóncavo aro
es lo importante
Mirar en
el agua
la
cadenciosa forma de lomo
que toma
la vida
Garabateando
olas
pequeñas
y lentas
Como pequeño
y lento
es el
darse cuenta del sol
al
atardecer
Lima, 2005