I
Mis pies trágicos frutos
falanges quietas torcidas
yemas,
carbones vivos
Mis pies en lo oscuro
Son ruedas que avanzan
aquietan esperanza
8.01.04
II
Bambolean
llaves
moscas
imaginarias
espantan,
suman partes
repetidos instantes
El vehículo
grosor de cascajos en el paso
edificios
sopor de habitáculos estrujados
La espera
Calla a la noche en el óxido
esfera lineal monocorde
consecuencia y claxon
Entre cuencas
deslizan ganchos
en bolsillos
al viento su parte
fosforesce
aterido pasto, sílaba,
esfera de
hierro quieta
ante el hervor, pasmo
Todo ahínco reiterativo
la consecutiva ocasión
otra vez, otra vez
señales de triunfo
para poder almorzar
Tal vez no me adapto
horizonte de cuerdas
el fervor se apaga,
el animal se apila
Entre restos de azoteas
sabrás
quien es dios
por el barro impregnado
en tus zapatos
Lima
2.01.10
III
Hay una sombra o dos o tres
de cuántas
no importa
una
sombra
Incluso
más allá del cuerpo
que la
provoca
Una
sombra que persiga
todo
indicio de no verla
se agolpe
y no duerma
Una
sombra o dos o tres
desmenuzándose
en pelusas
La muerte
no me acompaña
Esta
noche
sino yo a ella
IV
Abrazado
a una maleta
mi cuerpo
llevado por la marea
Empujado
a una cueva
la playa
que he dejado
indica
que todo ha terminado
Me
desaflojo la corbata
a esperar
que venga la muerte,
la espuma
cubierta de astillas
en vaivén
menguado
Lo que
hay allí dentro
es todo
mi equipaje
el rumor
de las aguas que hierven
al
interior de su caja musical
Puede ser
que esta noche,
sobre una
alfombra de caracolillos,
despierte
de súbito, quietas manecillas
de cuajo somnolientas
Como en
un naipe
ostenido
del as por el frío
el
recuerdo acompasa la espera
los párpados son telones
y la
tragedia que está
recién
por empezar
Entre los
pliegues del oleaje
aparece
una vida, de tantas, la mía
En una
larga hilera de tumbas
que
flotan en el mar calmo
Ponerme
de pie es ya inútil
domar el
laberinto sin espada, vano
El laberinto
es lo indomable
que se
nos ha presentado,
destino
de tormentas
que una
sola vez
la
cremallera ha lacrado
Para
explicarlo haría falta
un tiempo
que sea nuestro
Un dolor
invertebrado
que se
apodere del tiempo
Un
pretexto perfecto
Para el
aullido del tránsito
indiviso,
uniforme
que posea
estatura
en todos
sus elementos
Se nos
acaba el sueño
allá en
los peñascos,
clavado a
la mala
por
martillo descabellado
deforme, trágico,
enloquecido
De todo
aquello
que brote
en la cueva
la sombra
de tu talle
espuma es,
reflejando
la luna
¿Aun esto
será posible?
una luz
reflejo calcáreo
y poder soltar
la maleta
y mirar
que se pierde
en ese
laberinto
25.11.05